martes, 14 de julio de 2015

Mamita querida

El mes pasado mi esposo yo hicimos un viaje fugaz a Arequipa para visitar a la Virgen de Chapi y pedirle que interceda por nosotros ante Dios para que nos regale los hijos que tanto deseamos. Toda la experiencia fue espectacular.

Hace unos meses estábamos conversando con un amigo y nos dijo algo así como "No hay nadie que le haya pedido algo a la Virgen María y que no se le haya sido concedido"... Y es verdad porque entonces recordamos que mi esposo y yo nos enamoramos luego de una peregrinación que hicimos a la Virgen de Chapi con otros jóvenes. En ese momento éramos solo amigos pero cada uno estaba saliendo de una ruptura. Y, allí, mi esposo y yo (por separado) le pedimos a la Virgen que nos ayude a encontrar a la persona con la que Dios quería que nos casemos.

Bueno, entonces decidimos que era momento de hacer otra visita a la "mamita de Chapi". Canjee los pasajes con las millas de tarjeta de crédito, pedimos el viernes libre en el trabajo y emprendimos el viaje. El viernes por la tarde, ya en Arequipa, fuimos a una iglesia cercana a nuestro hotel para confesarnos y llegar con más espíritu a Chapi al día siguiente. Nunca llegó un cura para confesarnos pero aprovechamos para quedarnos a escuchar misa. La primera lectura fue:
  
Lectura del libro del Génesis (17,1.9-10.15-22):

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: «Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad.»
Dios añadió a Abrahán: «Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones. Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones.»
Dios dijo a Abrahán: «Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones.»
Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: «¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?»
Y Abrahán dijo a Dios: «Me contento con que te guardes vivo a Ismael.»
Dios replicó: «No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas.»
Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.
 


Al día siguiente nos leventamos temprano para ir a Chapi. Ya unos amigos de mi esposo se habían ofrecido a llevarnos y hasta habían averiguado los horarios de misa en el santuario.
La primera lectura en esa misa fue:

Lectura del libro del Génesis (18,1-15):

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él.
 Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: «Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.»
 Contestaron: «Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?»
 Contestó: «Aquí, en la tienda.»
Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Sara lo oyó, detrás de la entrada de la tienda. Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos.
Sara se rió por lo bajo, pensando: «Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer con un marido tan viejo?»
 Pero el Señor dijo a Abrahán: «¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: “De verdad que voy a tener un hijo a mis años.” ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.»
Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: «No me he reído.»
Él replicó: «No lo niegues, te has reído.»


¿Necesito decir más?

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